Como lo señalo en la primera entrada de este blog: “Poder y equilibrio en las organizaciones” entender el desempeño estratégico de una organización pasa por entender la importancia que tiene el manejo del poder en el seno de las corporaciones. Sin embargo, existirían dos perspectivas desde las que podríamos acercarnos al manejo del poder en las empresas: una determinista y otra que podríamos llamar culturalista.
La perspectiva determinista, entiende que la actitud del directivo frente al poder se vincula directamente con su naturaleza: es decir que por razones de su naturaleza adopta tal o cual actitud frente al poder. El determinismo con relación a nuestra cosmovisión y al modo como enfrentamos el mundo, es de vieja data. Se le atribuye al filósofo Empédocles de Agrigento*, nacido en la isla de Sicilia en la antigua ciudad de Akragas (494-434 a. de C.) la primera formulación consistente acerca de los fundamentos de la naturaleza en general, al afirmar la existencia de cuatro elementos, que combinados darían origen a toda manifestación material, a saber: el fuego, la tierra, el aire y el agua, a las que en conjunto dio el nombre de “raíces de la naturaleza”, pero además precisó la existencia de dos fuerzas eris y philía, esto es la querella y la amistad, el odio y el amor: fuerzas que junto a los elementos explicarían, según Oscar Adler (médico, filósofo, músico y astrólogo austriaco), el porqué y el cómo de los procesos y de la acción del mundo¹
Sobre esta base años después Hipócrates, el fundador de la ciencia médica griega, formularía su tipología humoral que preconiza la existencia de cuatro temperamentos, que Adler los define así:
• Temperamento colérico: violento y pertinaz
• Temperamento sanguíneo: violento y súbito
• Temperamento flemático: difícil de conmover y súbito
• Temperamento melancólico: difícil de conmover y pertinaz
Y que a su vez guardarían la siguiente correspondencia con los cuatro elementos:
• La bilis amarilla predominante en el colérico corresponde al Fuego.
• La sangre predominante en el sanguíneo corresponde al Aire.
• La mucosa predominante con el flemático corresponde al Agua y
• La bilis negra predominante en el melancólico corresponde a la Tierra.
Humores que se combinan en distinta medida en todos los hombres y que predisponen a la dominancia de uno de ellos sobre los otros. Así, partiendo de esta tipología primera, que ha servido para formular las múltiples tipologías modernas, podríamos explicarnos de forma determinista la actitud que tendemos a desarrollar respecto del poder, ya que ésta estaría signada por la naturaleza de cada cual y depende, principalmente, de una disposición previa otorgada por ella.
La perspectiva culturalista, a diferencia de la determinista, considera que el contexto prevalece sobre la naturaleza del individuo y que por lo tanto importa poco que predisposición se tenga por que ésta se modificaría con la formación que podemos recibir. Es decir el fundamento culturalista se basaría, a su vez, en el paradigma del aprendizaje como proceso modificador de conductas, que por cierto es limitado, ya que bien digo modifica el comportamiento pero difícilmente la naturaleza del individuo. A este respecto los latinos tenían un refrán: “Naturam expellas furca tamen usque recurrit”, es decir “Echa a Natura a horconadas, que siempre hacia ti volverá”, refrán que sirvió para que mucho después los españoles dijeran “Lo que Natura no da, Salamanca no otorga”, es decir lo que la naturaleza no proporciona, tampoco lo puede otorgar la Universidad. Verdades que a la luz de los hechos son irrefutables y que limitan el cambio de la naturaleza humana a un proceso interno muy complejo y poco conocido, denominado Alquimia que permite transformar lo inferior en superior y que facilita el proceso evolutivo del individuo.
Presentadas así podemos colegir que existen dos corrientes respecto al poder en las organizaciones: aquella que sostenemos quienes pensamos que la actitud del directivo frente al poder está determinada por la naturaleza que posea y la que sostienen aquellos que piensan que esta actitud se puede modelar a través de la formación proporcionada en los centros académicos y en las escuelas de negocios, por cierto éstas últimas cada vez más pragmáticas y menos académicas.
La perspectiva determinista, entiende que la actitud del directivo frente al poder se vincula directamente con su naturaleza: es decir que por razones de su naturaleza adopta tal o cual actitud frente al poder. El determinismo con relación a nuestra cosmovisión y al modo como enfrentamos el mundo, es de vieja data. Se le atribuye al filósofo Empédocles de Agrigento*, nacido en la isla de Sicilia en la antigua ciudad de Akragas (494-434 a. de C.) la primera formulación consistente acerca de los fundamentos de la naturaleza en general, al afirmar la existencia de cuatro elementos, que combinados darían origen a toda manifestación material, a saber: el fuego, la tierra, el aire y el agua, a las que en conjunto dio el nombre de “raíces de la naturaleza”, pero además precisó la existencia de dos fuerzas eris y philía, esto es la querella y la amistad, el odio y el amor: fuerzas que junto a los elementos explicarían, según Oscar Adler (médico, filósofo, músico y astrólogo austriaco), el porqué y el cómo de los procesos y de la acción del mundo¹
Sobre esta base años después Hipócrates, el fundador de la ciencia médica griega, formularía su tipología humoral que preconiza la existencia de cuatro temperamentos, que Adler los define así:
• Temperamento colérico: violento y pertinaz
• Temperamento sanguíneo: violento y súbito
• Temperamento flemático: difícil de conmover y súbito
• Temperamento melancólico: difícil de conmover y pertinaz
Y que a su vez guardarían la siguiente correspondencia con los cuatro elementos:
• La bilis amarilla predominante en el colérico corresponde al Fuego.
• La sangre predominante en el sanguíneo corresponde al Aire.
• La mucosa predominante con el flemático corresponde al Agua y
• La bilis negra predominante en el melancólico corresponde a la Tierra.
Humores que se combinan en distinta medida en todos los hombres y que predisponen a la dominancia de uno de ellos sobre los otros. Así, partiendo de esta tipología primera, que ha servido para formular las múltiples tipologías modernas, podríamos explicarnos de forma determinista la actitud que tendemos a desarrollar respecto del poder, ya que ésta estaría signada por la naturaleza de cada cual y depende, principalmente, de una disposición previa otorgada por ella.
La perspectiva culturalista, a diferencia de la determinista, considera que el contexto prevalece sobre la naturaleza del individuo y que por lo tanto importa poco que predisposición se tenga por que ésta se modificaría con la formación que podemos recibir. Es decir el fundamento culturalista se basaría, a su vez, en el paradigma del aprendizaje como proceso modificador de conductas, que por cierto es limitado, ya que bien digo modifica el comportamiento pero difícilmente la naturaleza del individuo. A este respecto los latinos tenían un refrán: “Naturam expellas furca tamen usque recurrit”, es decir “Echa a Natura a horconadas, que siempre hacia ti volverá”, refrán que sirvió para que mucho después los españoles dijeran “Lo que Natura no da, Salamanca no otorga”, es decir lo que la naturaleza no proporciona, tampoco lo puede otorgar la Universidad. Verdades que a la luz de los hechos son irrefutables y que limitan el cambio de la naturaleza humana a un proceso interno muy complejo y poco conocido, denominado Alquimia que permite transformar lo inferior en superior y que facilita el proceso evolutivo del individuo.
Presentadas así podemos colegir que existen dos corrientes respecto al poder en las organizaciones: aquella que sostenemos quienes pensamos que la actitud del directivo frente al poder está determinada por la naturaleza que posea y la que sostienen aquellos que piensan que esta actitud se puede modelar a través de la formación proporcionada en los centros académicos y en las escuelas de negocios, por cierto éstas últimas cada vez más pragmáticas y menos académicas.
[1] ADLER, Oscar: La Astrología como ciencia oculta. Editorial Kier S.A. Buenos Aires 1956
* La imagen de Empédocles fue bajada del buscador de imágenes de Google y aparece originalmente en http://empedocles.acragas.googlepages.com/home
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