sábado, 24 de enero de 2009

El Diamante Corporativo del Tercer Milenio®


   
Este innovador modelo de gestión empresarial está orientado a superar las limitaciones del enfoque funcional que hoy impera en las organizaciones. El DCTM® parte de la premisa de que el enfoque funcional de la empresa, creado y heredado de Henri Fayol desde 1916, luego de cumplir un importante papel en la administración, se ha convertido en uno de los mayores escollos para el desarrollo de la empresa en las cambiantes condiciones de competencia que nos plantea el tránsito de una llamada 'vieja economía' a otra, completamente distinta, que le damos el nombre de 'nueva economía' y que apenas si comenzamos a explorar, con experiencias tan nefastas como la crisis de las empresa punto com en el 2000 y la crisis de las hipotecas subprime.

A juicio del creador del modelo: el profesor José Luis Lazarte, no es posible seguir pensando en la empresa como una organización que administra recursos, procesa parte de ellos y distribuye productos, sean estos tangibles o intangibles. La causa de esta aseveración está en el hecho de ser precisamente esta concepción funcional la que nos ha llevado a parcelar la acción empresarial y, como consecuencia de ello, nos ha comprometido, quizá involuntariamente, en un escenario interno de competencia y de luchas intestinas por el control político de la organización; con negativas consecuencias para el logro de los objetivos conjuntos de la empresa.

Realidad que queda expresada en la falta de cooperación entre los empleados que alternan en distintas áreas de una empresa, pero sobre todo, en la extrema especialización que se ha manejado en el ámbito académico, hasta el punto de haber generado en las facultades de administración y en las escuelas de negocios de todo el mundo, grados y postgrados con concentración en alguna actividad funcional, como pueden ser: marketing, finanzas, recursos humanos y logística, entre otras. En la línea de pensamiento propuesto queda claro que esta focalización académica, surgida en función del predominio político que tuvieron en su momento cada una de las distintas sub-funciones, ha contribuido a limitar aún más la integración de todas las actividades operativas de la organización y ha generado, también, un espíritu de clan o castas dentro de ella, que deviene en una vocación por diferenciarse unos de otros aumentando la parcelación funcional y la desintegración del personal dentro de la empresa.

La respuesta más estructurada a esta realidad ha sido el enfoque sistémico, que ha terminado convirtiéndose en un ideal conceptual a partir del cual hemos tratado de integrar la empresa desde una perspectiva holística y sinérgica; ideal por que aún no se ha superado la concepción funcional y los defensores de este enfoque asumen, falazmente, que al llamar sub-sistema a la función se estaría resolviendo el problema de la parcelación y la escasa integración del personal.

Sobre estas evidencias se concibe el DCTM®, cuya idea central propone repensar la empresa sobre la base de procesos y actividades operativas, no funcionales; para lo cual es preciso acabar con la especialización funcional y cultivar lo que su autor llama 'Valores Corporativos' que no son los principios generales de acción que debe tener toda organización, sino más bien reales y verdaderos valores operativos que garantizan a la empresa la integración de su accionar y la integración de su personal.

Cabe señalar que el DCTM® no es sólo una propuesta académica, es sobre todo una metodología de gestión e integración de recursos que está ampliamente desarrollada por el profesor José Luis Lazarte, quien asegura a la empresa que apueste por el modelo, la generación y el mejor aprovechamiento de las sinergias que se desarrollará a partir de un enfoque verdaderamente holístico de la empresa.

En el despliegue del DCTM®, además de los siete valores operativos en los que se sustentan el modelo, se ha identificado 23 factores clave que deben manejarse y que en conjunto garantizan que el modelo sea viable; sumándose a esto las 25 herramientas estratégicas que, a juicio de Lazarte, se cuentan entre los recursos de los que disponemos hoy para modelar el DCTM®, que se convierte en mejor alternativa para competir ventajosamente en un contexto de incertidumbre y cambios constantes.

La principal contribución que formula el Diamante Corporativo del Tercer Milenio® como modelo integral de gestión, está la identificación de siete valores corporativos que las empresas deben cultivar para garantizarse la supervivencia, el crecimiento y las utilidades. Estos valores, tal como los piensa William Stasior[1], no son exclusivamente esos grandes principios que inspiran de un modo filosófico la acción empresarial, sino que, además, como lo señala el propio creador del modelo, se convierten en verdaderos valores operativos que estarían destinados a construir la nueva realidad de las organizaciones empresariales.

Así explica Lazarte en su libro la propuesta del DCTM® y sus valores:

"El Diamante Corporativo del Tercer Milenio® es un modelo figurativo-conceptual que representa de la manera más precisa lo que habrá de ser la empresa en el tercer milenio. Como tal, obedece a la necesidad de hacernos más comprensible la acción empresarial de nuestras organizaciones en los años que están por venir. Como modelo, también tiene la finalidad de predecir el comportamiento del sistema que representa, tratando de establecer las modificaciones que habrá de experimentar todo el sistema de realizarse cambios en alguno de sus factores (que para el caso del DCTM® son los valores clave sobre los cuales se sustenta) y, finalmente, ha sido diseñado pensando en que sirva de herramienta de gestión para las empresas que desean sobrevivir y competir en los próximos años.

“Nuestro modelo –demás está decirlo-, toma la forma de un diamante. Tomamos esta representación por el valor y la pureza de esta piedra, que ha hecho que los hombres, desde tiempos remotos, la asociemos con una distinción muy especial. El Diamante Corporativo del Tercer Milenio® posee seis vértices que nos sirven para ubicar los valores clave sobre los que se desarrollará la acción empresarial y, en medio de ellos, el valor núcleo. Estos valores son:

"LEVEDAD EMPRESARIAL®
"CONSISTENCIA EMPRESARIAL®
"RAPIDEZ EMPRESARIAL®
"EXACTITUD EMPRESARIAL®
"MULTIPLICIDAD EMPRESARIAL®
"VISIBILIDAD EMPRESARIAL® Y
"CADENA PROVEEDOR-CLIENTE®

“Todos estos valores, que pueden parecer demasiado filosóficos para el mundo de los negocios –que hasta hace algunos años atrás nos empecinamos en pensarlo en extremo pragmático- son; sin embargo, de valiosa aplicación para las empresas, y se erigen sobre la base del valor núcleo del DCTM® que es la asociación:

“Este valor núcleo sólo será estructurado por las empresas que en adelante sean capaces de convertirse en catalizadores de esta asociación en cadena, como ya hace 50 años atrás lo intuyó y lo propuso W. E. Deming"[2]

Visto así, los valores corporativos del DCTM® son la base del modelo y se constituyen en verdaderos puentes de vinculación entre lo que se espera sea el espíritu de la empresa y su actuar operativo, esto es: una organización liviana en su actuar, consistente en su estructura, múltiple en su proyección, exacta en el diseño y el procesamiento de sus productos y en su acción empresarial, visible en los mercados en los que opera, rápida en la consolidación de sus tiempos para cumplir oportunamente con las exigencias y los requerimientos de sus clientes; y, estrechamente vinculada y sintonizada con sus proveedores y clientes. Como se aprecia un modelo filosófico tremendamente pragmático; o también, una propuesta pragmática profundamente filosófica: es decir, la combinación que requieren las empresas para articular su visión e inspiración con su quehacer cotidiano, de modo tal que el día a día no les haga perder de vista el largo plazo.


[1] STASIOR, William F.:”Prólogo al libro: Alianzas estratégicas con proveedores de Timothy Laseter, publicado por Editorial Norma
[2] LAZARTE, José Luis: El Diamante Corporativo del Tercer Milenio. DCTM SAC, Lima 2001. pp.91 y 92

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